Ni la nieve ni las bajas temperaturas frenan a Teresa y a sus voluntarios en su tarea de repartir alimentos a las familias más necesitadas de Corona.
“No nos puede detener ni el frío, ni el calor, ni la lluvia, ni la nieve para entregar un plato de comida para la gente que en verdad sí lo necesita”, dijo Teresa Delgado.
Teresa Delgado ha transformado la parte delantera de su casa en un banco de alimentos para unas 500 familias.
Como madre de tres hijos, Teresa ha sufrido en primera persona las dificultades de esta pandemia al perder su empleo como cocinera en un restaurante y verse obligada a recurrir a despensas de comida en su área.
Teresa ayuda ahora a sus vecinos desde su propia casa.
Esta madre creó ‘Esperanza y Caridad’, un grupo afiliado a la organización sin fines de lucro La Jornada, que dona la comida. Su asma y el riesgo que conlleva si se contagia con el coronavirus tampoco es un impedimento para Teresa.
“No puedo estar todo el tiempo encerrada, yo necesito hacer algo, no tengo trabajo, es algo bonito donde una se gana el aprecio de la gente”, agregó Delgado.
Hasta 22 voluntarios ayudan a Teresa a descargar y entregar cajas de comida fresca y enlatada. La mayoría son mujeres que se le han unido.
Celinda Ramos lleva 5 meses colaborando. Ella superó la enfermedad y cree que es importante ayudar a sus vecinos inmigrantes porque la mayoría tienen hijos que alimentar.
“Me siento bien, me siento feliz, tal vez pasa uno frío pero en una mesa va haber comida, unos niños van a tener leche, un cereal, una sopa”, dijo Celinda.
Como pueden ver a mis espaldas los vecinos siguen llegando hasta la casa de Teresa para recibir sus despensas de comida. La mayoría de estos vecinos que están en línea me han dicho que aún no han podido conseguir un empleo.
“Agradezco mucho porque nos ha ayudado mucho con la pandemia y todo esto. Ya la comida en la marketa está bien carísima”, dijo Rosa, una de las personas que recibió comida.
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