En los años 90, Luisa Rodríguez y otros inquilinos de un edificio en Harlem se inscribieron en el Programa de Arrendamiento Provisional de Inquilinos, conocido como (TIL) mediante el cual la ciudad tomaba posesión de los edificios por impago de impuestos, los renovaba y los convertía en cooperativas propiedad de los inquilinos.

“Nos prometieron que si nosotros, los inquilinos, podíamos manejar este edificio, creo que por cinco años, ellos entonces nos venderían nuestra unidad a cada uno por 250 dólares", dijo Rodríguez.

Finalmente en 2008, el proyecto de cooperativa residencial parecía tomar forma.

“Que ellos ya tenían el presupuesto para arreglar este edificio y bueno pues consecuentemente si ya tienen el presupuesto comenzaron a relocalizar los inquilinos para ellos poder, porque todo el mundo tiene que mudarse para ellos poder arreglar", agregó Rodríguez.

Pero 15 años después, el edificio no ha sido renovado y el 60% de los inquilinos no han regresado a sus hogares, que ahora se encuentran en condiciones deplorables por la falta de mantenimiento. 

“Pedimos, déjennos volver a nuestros apartamentos, este apartamento estaban bien, y dijeron que no, y desde entonces estamos nosotros esperando”, dijo Rodríguez.

La organización de Harlem PA’ LANTE ha estado ayudando a estas familias a lidiar con este problema, que ahora es más grave.

“El programa que la ciudad quiere que los inquilinos, los inquilinos  de TIL entren se llama ANCP... es un programa de terceros, y los inquilinos están supuestos a pagar una hipoteca que nunca agarraron”, explicó Elsia Vásquez, fundadora y directora de P.A.’ L.A.N.T.E.

Programa en el que, erróneamente, la inquilina Carmen Vargas dice haber caído y ahora tiene que pagar varias hipotecas. 

"La renta ahora mismo es de 1445 dólares, pero cada año va a subir un 2%, indicando que un cierto término los que vivimos ahí no vamos a poder seguir viviendo, porque no vamos a poder con el mantenimiento, porque somos mucho mayores de edad con un 'fix income'", dijo Vargas.

Algunos de los inquilinos que decidieron reubicarse en el 2008, con la falsa promesa de que un día se formaría una cooperativa, ya fallecieron.