Dos días después de ponerse la vacuna contra el COVID-19, Calvin García regresó a su trabajo de muy buen ánimo.

"Al comienzo me dolió un poquito el brazo de la inyección pero igual, cualquier vacuna, pero de ahí me siento bien. Pase este fin de semana fuera del trabajo descansando un poco", contó García. 

Calvin es enfermero del hospital Long Island Jewish-Forrest Hill en Queens y uno de los primeros en el personal del hospital en recibir la dosis de la vacuna Pfizer. 

"En esta la botellita hay cinco, le pueden dar a cinco empleados", explicó Michelle Gonzalez, enfermera del mismo hospital.

El dolor que deja la vacuna es similar al de la vacuna de la influenza, nos dijo. Su brazo izquierdo le quedó doliendo un día.

Calvin, que trabaja en cuidados intensivos y con enfermos de COVID se contagió a principios de marzo y como han pasado tantos meses, se puso la vacuna para asegurarse que tenía anticuerpos.

"Pase eso y he visto lo peor que puede ser siendo un enfermero del intensivo, yo he visto lo peor que puede ponerse la enfermedad y yo no quiero eso para mis papás", agregó García. 

Y aunque respeta la opinión de todos los que dudan de la vacuna, pide que tengan la mente más abierta a este tema.

Enfermero García.
 

A pesar que estuvo contagiado y ahora se puso la vacuna contra el COVID dice que continuará con los protocolos para proteger a otros.

Sus padres, inmigrantes ecuatorianos, dicen también que se vacunarán cuando esté disponible para ellos. 

"En mi propia casa yo me pongo máscara, seguimos la distancia, nos comunicamos para seguir esa prevención porque yo estoy todos los días con los pacientes de Covid", dijo García. 

Las autoridades de salud esperan que ya para la primera semana de enero se hayan distribuido 20 millones de dosis de vacuna aquí en los Estados Unidos. 

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Enfermero.